jueves, 31 de julio de 2008

martes, 15 de julio de 2008

CAMPO


La frescura de la dehesa extremeña, su verdor de primavera.

ATARDECER


Atardecer en Extremadura: tiempo de primavera. Se aprecia la belleza del paisje.

Ángel Arias Crespo: «Yo no puedo rejuvenecer, pero mi pintura sí»Su taller emana un aroma especial, las paredes se visten con cuadros de diferentes es

Su taller emana un aroma especial, las paredes se visten con cuadros de diferentes estilos: coloridos y sombríos, clásicos y posmodernos, en el suelo se apilan pinturas, dibujos y en el centro de la desordenada estancia un caballete confirma todos los presagios. Ese maremagno de color, bañado en acuarela y óleo sólo puede ser el refugio de un artista. Ángel Arias Crespo tiene su refugio en la calle Santa Joaquina de Vedruna de Cáceres, donde rodeado de algunos de los paisajes, monumentos y estampas más reconocibles de nuestra tierra este pintor disfruta de su verdadera pasión.

«La pintura es mi droga», desvela Ángel. Este castellano-leonés de 84 años ha sido un artista trotamundo que ha sabido empapar su pincel de diferentes corrientes y estilos. Natural de Zamora, con apenas dos años conoció nuestra tierra, en la que disfrutó de su infancia en Malpartida de Cáceres. Cuando la adolescencia hacía acto de presencia en su rostro se marchó a Salamanca. Con 13 años comenzó a estudiar en la Escuela de artes y oficios. Tres años después continuó su formación en Madrid, antes de pasarse más de media vida en París ilustrando cómics y cuentos.

Dibujos

Porque cuando la pintura no le ha funcionado, Ángel ha encontrado en los dibujos y las ilustraciones una alternativa con la que canalizar su vena artística. Ahora tras más de 60 años fuera, ha vuelto a Extremadura, a Cáceres, arrastrado por la soledad del artista para «seguir viviendo de la pintura y del dibujo» como confirma el pintor. Nota: noticia periodico hoy.